Hoy celebramos el entierro y el funeral de D. José Navarro, presidente de la Adoración Nocturna de Santa Brígida y miembro del grupo de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Durante muchos años ha desempeñado una función muy importante en nuestra parroquia: velar por el culto a la Eucaristía (nuestro mayor y único tesoro) y porque el grupo de adoradores acompañase con su oración todas las intenciones y tareas que se hacían en Santa Brígida. Puedo asegurar que su preocupación constante y sus desvelos, tanto en el grupo de la Adoración como en el de los Sagrados Corazones, le llevó a desempeñar muy bien la fundamental tarea de pasar todas nuestras actividades por el corazón de Cristo y encomendar continuamente a todas las personas que formamos esta comunidad parroquial.
A veces, no se le da importancia a este aspecto y nos centramos sólo "en lo que hay que hacer" como si de las actividades que realizamos dependiese toda la evangelización en la Iglesia. Sin embargo, D. José, nos demostró lo que es importante de verdad, lo único esencial en la tarea evangelizadora: contar con Dios, meterlo en todo lo que hacemos, sacar de su corazón misericordioso las fuerzas y las ideas que después animarán la vida de la parroquia. Creo que hemos ganado a un intercesor tenaz y diligente en el cielo y nos seguirá ayudando unido ya enteramente al Corazón de Cristo. Iba a ir a la Asamblea parroquial que celebramos en enero para contarnos lo que se hacía en el grupo y comunicarnos a todos que estábamos presente en sus oraciones y en las de todo el grupo, que respaldaba nuestras acciones y deseos, pero apareció la enfermedad y lo ingresaron el día anterior. Gracias, D. José, por su amistad y por sus oraciones. Y que nosotros "recojamos el testigo" y no olvidemos lo único que es importante de verdad, lo que no puede faltar en nuestra comunidad.
Por Juan Jesús García Morales
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